Cuenta
Zaira
Estaba
mirando el techo, pensando en todo lo que estaba pasando.
Me negué desde un
principio cuando Pedro me pidió que lo dejara estar solo con Pau ayer a la
noche. Sabía que iban a terminar besándose o peor…y no es que no quiera que
ellos estén juntos, lo que no quiero es que mi amiga después de todo lo que
paso salga lastimada…de nuevo. Pero, como siempre, Pedro me convenció.
Confiaba
en él y sabía que no iba a hacer sufrir a mi mejor amiga porque si no iba a
matarlo, literalmente. Además ¿Cuánto más puede sufrir Paula después de todos
estos 5 meses? Lo sigue amando, la conozco y…a veces pienso que no va a poder
superarlo.
Esa es otra de las razones por las que le dije a mi hermano que sí,
ella necesitaba distraerse y olvidarse de Facundo.
Me puse un saquito y me fui
hasta Starbucks, donde había quedado en encontrarme con Nacho. Nacho… ¿Qué iba
a hacer con él? Es demasiado bueno para
mí pensé.
Los dos nos queremos muchísimo, de eso no había dudas, pero
¿Estábamos enamorados el uno del otro? No. Los dos lo sabíamos pero a pesar de
eso seguíamos estando juntos. A veces pienso que los dos creemos que con fingir
que estamos enamorados vamos a terminar enamorándonos.
¿Pero es posible
enamorarse de una persona después de tanto tiempo de conocerla sin haberlo
hecho antes?
Lo vi apoyado contra una columna con dos frappuccinos en la mano,
sonrió al verme y me abrazó.
-Te
compré tu bebida favorita –me la dio- ¿está bien?
Demasiado bueno, susurró una
voz en mi cabeza. –Está perfecto- le devolví la sonrisa y nos
sentamos en una mesa de afuera.
Teníamos
las manos entrelazadas y estábamos charlando de cosas sin sentido cuando sentí
el peso de una mirada y levanté la vista.
Era Gonzalo.
Me estaba mirando
fijamente parecía sorprendido ¿Por qué me mira así? Traté de sonreír y
lo saludé con la mano. Él me ignoró y siguió adelante. Me dio un vuelco el
corazón ¿Por qué me ignoraba así?
Después del día que estuve con él no me llamo
más, no hizo ningún esfuerzo para hablar conmigo o para ir a buscarme. Terminé
por creerme que yo solo le importaba como a una amiga a la que podía besar, que
nunca se fijaría en mí. No fue muy difícil ya que siempre lo pensé.
Demasiado imposible Zaira demasiado
imposible ¿pero por qué me dolía tanto?
-Zai
¿estás bien? –me preguntó Nacho apretándome la mano-
-¿Qué?
Yo…sí, estoy bien.
-Te
conozco, y no soy estúpido, vi cómo se miraban con Gonzalo, contame que pasa
–su voz sonaba un poco triste, o tal vez me pareció a mí-
-Nacho
no pasa nada, ahora estoy con vos –le acaricié la mano pero él se quedó quieto-
-No
soy Paula, yo sé muy bien que esto no es una relación seria Zai, pero me parece
que si estás conmigo sin querer estarlo esto no va a llegar a nada.
-No
es eso…no es que no quiera estar contigo, Nacho yo te amo ¿lo sabes no? Siempre
voy a hacerlo –miré a Gonzalo- pero ya sabes lo que siempre sentí por él.
-¿Te
sigue pasando lo mismo con él?
-No…no
lo sé.
-Zaira
soy tu mejor amigo antes que nada, y sé que seguís sintiendo cosas por Gonzalo
y tal vez no tendría que decir esto pero me parece que a él le pasan cosas con
vos. Y no quiero estar prohibiéndote estar con él sólo para ver si llegamos a
enamorarnos. Yo te amo también, y no importa lo que pase siempre te voy a
querer. No tengas miedo de decirme que no me queres como lo queres a él porque
en lo más profundo lo sé.
Lo
abracé un momento antes de hablar, tenía un nudo en la garganta.
-Nacho…
-No
quiero que me digas nada, solo quiero que vuelvas a hablar conmigo cuando sepas
lo que quieres ¿entendes? No quiero que nuestra amistad se arruine- me agarró
el rostro- te quiero demasiado para que eso pase.
¿Decidir?
¿En serio tenía que decidir entre mi mejor amigo y el chico que siempre me
gustó?
¿Nacho?
Demasiado bueno para mí. ¿Gonzalo? Demasiado imposible.
Necesitaba a Paula.
Cuenta
Paula.
Abrí
los ojos y miré confundida el brazo que rodeaba mi cintura. De repente me
acordé que habíamos estado hablando con Pedro toda la noche y nos habíamos
quedado dormidos.
Él
estaba durmiendo y tenía la cabeza ligeramente inclinada hacia mí, su cara
parecía tan pacífica cuando dormía…me fijé en sus pestañas largas y en sus
labios rosados, en los mechones de pelo que le caían en la frente. No pude
evitar hacerle caricias en la mejilla.
Estaba
por quedarme dormida cuando escuche su voz.
-Buenos
días, mi amor –dijo con una voz ronca que me hizo latir el corazón más rápido-
-No
soy tu amor –murmuré-
Atrajo
mi cuerpo hacia el suyo haciendo que los dos se apretaran.
-Sos
mía, mi amor, mi chica, mi todo.
Reí.
-Los
amigos no hacen esto…-dijo y me beso lentamente-
-Pero
si hacen esto…-me acerqué a su rostro y le mordí un cachete.
-Ayyy,
eso me dolió!
La
próxima cosa que sentí fue un almohadón en mi cara.
-¿Queres
jugar? –le pregunté y agarré dos almohadas- entonces vamos a jugar –y así
empezó la guerra.
No hay comentarios:
Publicar un comentario